Soledad

jueves, 21 de mayo de 2009


Se fue cruzando la puerta del silencio y del dolor caminando llevando entre brazos la dulzura de una sonrisa, la esperanza de los corazones que habitaban el hogar, que fue manchado con la soledad y la tristeza de unas lágrimas de dolor.
Se fue de la manera menos imaginada, destrozando la lunas de un corazón, se abandonando los sueños formados por aquel hombre que trataba de comprender el porque, tan desesperante y tan hiriente aquel momento que destrozó el corazón.
Se fue como la flor que se revela sin corazón, todos los gestos de mi cuerpo la voz de mi corazón callados, aceptando esta decisión, el ramo que abandona el viento en el umbral.
Cubre tu rostro con la mascara de la amargura y del odio creado por el momento, y asustas a la niña que yace entre tus brazos, tan solo observando el cruel momento que la noche trajo.
Mi noche se disperso en medio de esta neblina, y yo abajo, en el fondo del dolor, en un pozo de tormentos y de ardor, me encuentro hundido en medio de preguntas sin contestar, en medio de lágrimas por el amor que partió, sin decir adiós.
Caigo como un animal que fue herido con el arma más letal, pero esta arma que me hirió fue el llamado “amor”, perdido y sin lugar donde ir, muero como los ángeles en el inferno, como un diablo en el cielo.
El Silencio me envuelve, por eso escribo, estoy solo sin poder gritar, y la noche deja escapar esta oscura niebla, donde yo me pierdo.
Se fue la mujer que amaba, llevando en sus brazos, lo que yo tanto quería, ahora estoy tan solo, me siento tan solo, y temo que eso quede de mi, pero no mas dolor para mi corazón, aceptó el castigo y el ardor, acepto quemarme en estas llamas de tu partida, acepto las lagrimas, acepto las palabras de dolor, y así es como yo moriré, solo como crecí.

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